1.- Que el terapeuta dividió el plan de trabajo en "pequeñas sesiones", dando pasitos pequeños. Me ayudó a no sentirme abrumada en el proceso.

2.- Que me ayudó a identificar mis herramientas y redes de apoyo y así poder usar lo que tenía, y no enfocarme en lo que me faltaba.

Antes del Proceso Terapéutico me sentía desgastada y escéptica, por haber pasado por muchos psicólogos antes sin resultados. Después de empezar, me siento tranquila porque por fin pude encontrar un terapeuta con un método de trabajo que se ajustó a mis necesidades y dio resultados.

A alguien que tiene dudas de empezar, le diría que se enfoque en el "micro" y no en el "macro", que avance un día a la vez, un pasito a la vez, y que no se abrume con expectativas.

Llegué a terapia sintiéndome agotada emocionalmente, sin entender del todo algunas situaciones ni cómo resolverlas. Me sentía perdida mentalmente y sin saber cómo reaccionar frente a mi pareja.

La terapia individual me permitió conocerme y aprender a manejar lo que hacía ruido en mi mente. En la terapia de pareja, pudimos escucharnos y entendernos mejor, fortaleciendo nuestra conexión.

Este proceso me dio calma, confianza y claridad. Recomiendo la terapia con Roberto porque es un regalo que transforma, no solo tu vida, sino también la de quienes te rodean.

El hablar de lo que sentía y saber que sí hay un camino dentro de la nube negra me ayudó bastante.

Lamentablemente no terminé el proceso terapéutico y eso me afectó en el futuro.

Sin dudar, empezar lo antes posible un proceso de reparación ayuda mucho. Mientras antes visualizamos el problema, más tiempo tenemos para recuperarnos.